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NOVEDADES ABRIL 2019 • CÓMIC EUROPEO PÁG. 04 //
› LA BALADA QUE EL MAR NO DEJA DE CANTAR
l título lo dice todo. El mar canta una balada. Ola tras a viñeta, casi imperceptiblemente, irá adquiriendo pres-
ola, acompañándose de su rítmico batir, entona esa tancia. Se afeitará, se pondrá gorra marinera y añadirá
Ecanción compuesta de lejanía y profundidad. A veces los signos de distinción que se convertirán en su incon-
la canta como un “slow” hipnótico y a veces con furia tor- fundible uniforme. No sólo las patillas y el pendiente
mentosa, pero siempre contiene el mismo sabor amargo, sino también esa casaca, con corte de levita, quizá de
quizá agrio, que le dan la sal y el azul. Es el mar salado frac, esa abotonadura brillante y hasta ese lazo en el
cantando su balada. Por si cupiera alguna duda, la pri- cuello que sugiere corbata o, más bien, pajarita. Que-
mera viñeta nos lo confirma. “Soy el Océano Pacífico, el da claro que es marino, pero eso no le impide ser un
mayor de todos. Me llaman así desde hace tiempo, pero gentleman. Aventurero sin perder la elegancia. Es más,
no es cierto que siempre sea Pacífico”. Es como si la pri- elegante porque marino y aventurero.
mera aventura de Corto Maltés nos la contara (o nos la
cantara) el mismo mar. Y de esta manera el título También queda claro, desde un principio, su origen
resume no sólo este libro sino el tono que, con marginal, en realidad ilegal, y su talante indisci-
el tiempo, irá adquiriendo la serie entera. Al plinado. Forma parte de una banda de piratas
fin y al cabo, Corto Maltés es un personaje y, en algún momento, llama “jefe” al “mon-
de gaviota y brisa, con la inquietud jus- je”, el misterioso cabecilla que reina con
ticiera permanentemente embarcada y su temible flotilla sobre aquellos lejanos
la mirada perdida en el horizonte. Sea mares. De todas formas, Corto demuestra
cual sea la aventura que le toque vivir, en seguida que no se pliega a la voluntad
mantiene un fondo de melancolía que le de sus aparentes superiores. Marca dis-
hace naufragar con más frecuencia en la tancias con Rasputín siempre que quiere
nostalgia que en la tempestad. Es el hé- imponerle su voluntad. Y, ante un arreba-
roe, siempre zozobrante, del mar salado to tiránico del “monje”, le dice: “la autori-
y de su triste balada. dad se tiene mientras no se está obligado
a imponerla”. Una declaración propia de un
En este volumen publicado en 1967, Corto auténtico espíritu libertario. Ni Dios ni amo.
Maltés hace su aparición mostrando unas se-
ñas de identidad que se irán reforzando en episo- Como consecuencia de estos planteamientos,
dios posteriores. No se ha insistido lo suficiente en el ya adivinamos que Corto Maltés no va a obedecer a
hecho, especialmente significativo, de que vemos a Corto los estereotipos heroicos dominantes en los cómics de
por primera vez crucificado y a la deriva. La tripulación de aquellos años sesenta. De hecho, cabe preguntarse si es
su barco se amotinó y lo abandonó atado en una balsa. un verdadero héroe. No se nos presenta como persona-
La posición de su cuerpo resulta un tanto ambigua, por- je pétreo, sujeto a unos valores que pretende imponer a
que sugiere la crucifixión, pero también la posición del toda costa y cuyas acciones marcan la diferencia, siem-
hombre de Vitruvio, ese canon de la anatomía masculina pre nítida, entre el bien y el mal. Tiene sentimientos, tie-
que dibujara Leonardo. ¿Nos encontramos ante un per- ne pensamientos, tiene recuerdos y tiene decepciones.
sonaje al mismo tiempo redentor y atractivo físicamente? Por eso duda, sufre, desfallece y hasta cae en contradic-
Pudiera ser. Después de todo, si seguimos sus aventu- ciones. Es inmortal, no cabe duda. Su resurrección de
ras, salvar y seducir serán las dos actividades que mejor la mano de Pellejero y Díaz Canales despeja cualquier
se le van a dar. cuestionamiento al respecto. Pero, a pesar de ello, se
mantiene humano. No está para dar ejemplo, ni siquiera
No son los únicos rasgos de nuestro personaje que se para acabar con la injusticia. Está sólo para mostrár-
configuran en esta primera aventura. Lo descubrimos nosla, enfrentarla con más o menos acierto y hacernos
desnudo, con un pantalón corroído por el salitre. Viñeta descubrir sus interesados engranajes.