Juan Díaz Canales, guionista de Blacksad, y Jesús Alonso Iglesias, lustrador de El fantasma de Gaudí y concept artists de la película Spiderman: un nuevo universo, reivindican a esta polifacética artista, que murió de sobredosis en 1979 tras una vida llena de situaciones asombrosas
Durante muchos años permaneció en el olvido, desvanecida como una de tantas estrellas más o menos fugaces de la música popular de finales de los 60 y principios de los 70. Sin embargo, un personaje como Judee Sill no podía pasar desapercibido indefinidamente, y cuando las nuevas generaciones han empezado a indagar en el legado de la música folk, su figura ha resurgido con fuerza. Ahora, la cantautora y dibujante más autodestructiva –y sin duda, también, una de las más carismáticas de su tiempo– se convierte en personaje de cómic de la mano de Juan Díaz Canales y Jesús Alonso Iglesias con Judee Sill: Éxtasis y redención, publicado por Norma Editorial.
Nunca tuvo, es cierto, la popularidad de Carole King o Joni Mitchell, pero conoció sus momentos de gloria: primero con su debut homónimo de 1971, luego convirtiéndose en el primer fichaje de Asylum Records, el sello del, con el tiempo, todopoderoso David Geffen. Pero sobre todo fue la artífice de un ramillete de canciones que denotaban una sensibilidad única, que la novela gráfica de Díaz Canales e Iglesias plasma a la perfección. Tanto sus momentos álgidos como su declive artístico y personal son recreados en un relato que salta continuamente en el tiempo y el espacio, para acabar trazando un retrato vívido de su protagonista.
Guionista y creador han armado, en palabras del prologuista del volumen, Joan Pons, “un puzle deslumbrante, sabedores que gran parte del atractivo de una biografía así es que falten piezas, que nunca se acaben de responder todos los interrogantes. Nunca hay que desempañar del todo el misterio. Quizá por eso, las 90 páginas de Judee Sill parecen desordenadas: porque un relato lineal, sin saltos en el tiempo, puede llevar a tropos convencionales o conclusiones no deseadas, como a menudo ocurre con tantas biografías de figuras ilustres”.
No es el caso, desde luego, de esta obra que absorbe como una novela, posee el ritmo de un thriller cinematográfico y suena como un disco, pero que acaso solo el cómic podía contar en toda su trágica grandeza. Así, el lector se asomará a los momentos claves de la vida de Judee Sill, como la pérdida en accidente de su padre, importador de animales exóticos, cuando ella era poco menos que una adolescente; la difícil relación con el nuevo compañero de su madre, que, dicho sea de paso, fue animador de Tom y Jerry; su boda a los 17 años y la muerte de su primer marido tras ingerir LSD, su carrera como atracadora y falsificadora, el salto artístico como caricaturista y, finalmente como cantante, sin olvidar las adicciones que la llevaron a morir de sobredosis en 1979.
Por eso, Joan Pons habla de las “vidas” de Judee Sill, en plural: “En 34 años, Judee vivió más giros de guion existenciales de los que cualquiera de nosotros vivirá nunca”, concluye. Y no siempre, por no decir casi nunca, con desenlace feliz. Por eso este cómic es un espejo roto que devuelve un reflejo múltiple de lo que fue Judee Sill, de lo que fueron las distintas Judee Sill. Una artista que siempre sintió demasiado el frío de vivir”.
18 de marzo de 2023