El nuevo trabajo del dibujante Ferran Vidal, en el que plasma su reveladora experiencia en un centro de atención a toxicómanos
Cuando Ferran Vidal empezó a trabajar en un Centro de Atención y Seguimiento a las Drogodependencias, su primera impresión fue de terror hacia quienes eran atendidos allí. No se atrevía a mirar a nadie a los ojos, estaba seguro de que podían agredirle en cualquier momento. A los pocos días, sin embargo, se encontraba como pez en el agua. No tardó en hacer buenas migas con los pacientes… Y a dibujarlos casi compulsivamente. Cinco años después, había atesorado una experiencia tan intensa y reveladora que no podía sino cobrar forma de libro. Ahora, NORMA Editorial publica el fruto de ese empeño bajo el título Fuerza.
Lo primero que aprendió Vidal fue a desterrar prejuicios. Todos los tópicos en torno a los perfiles de los toxicómanos, sus condiciones de vida y su conducta saltaron por los aires con el trato cotidiano. “Cada persona cae en las drogas a su manera, pero todas salen de ellas del mismo modo. Usar toda la fuerza de la que se dispone, ese es el truco, fuerza mental, fuerza física, la fuerza de tu pareja o la que te encuentres paseando por la calle, da igual, tan solo fuerza”, comenta el autor en el texto de introducción del volumen. “Este libro es el retrato de una lucha que, aproximadamente, cada año se cobra tres millones y medio de muertos en el mundo, lo que la equipara, a la larga, a los mayores conflictos bélicos de la humanidad. Este es el documento de una guerra que se sigue librando cada día, a escondidas, en cada calle del mundo”.
“La droga es lo más democrático del mundo, ama a todos por igual, pero los ama muertos”, prosigue Ferran Vidal, quien, no obstante, ha querido ir más allá de la mera exposición de un problema universal, sino que pone el foco en la vertiente más heroica del asunto: la lucha por escapar de la trampa, la defensa, a menudo desesperada, de la salud y la vida por parte del personal sanitario, de las víctimas de la adicción y de quienes los rodean.
“El esfuerzo necesario para salir vivo de la droga dura es superior a la imaginación humana”, asevera el dibujante. “La voluntad, el amor a la vida que requiere derrotar a un asesino tan inmenso excede los límites de cada uno porque, cuando se es esclavo de la droga, uno no cuenta ni con uno mismo. A pesar de todo, nadie habla de los drogodependientes que lo entregan todo para despertar vivos un día más, o de los que son carne muerta antes de poner el pie en el campo de batalla. La sociedad esconde la droga bajo la alfombra y, encima, pone un sofá y una pantalla que suele retransmitir más droga. En general no parecemos tolerar la realidad en dosis demasiado altas”.
15 de julio de 2024