Kim, premio Nacional de Cómic, lleva a la viñeta la fascinante historia de quien fuera ministro de la Policía durante el periodo napoleónico, considerado el padre del espionaje moderno
No es, desde luego, la primera vez que su vida es llevada al cómic. Pero el Fouché de Kim, uno de los lanzamientos del año en el mundo de la novela gráfica, posee tal ambición, exigencia y profundidad que bien puede hablarse de biografía definitiva en viñetas. El premio Nacional de Cómic 2010, autor de clásicos como El arte de volar, El ala rota o Nieve en los bolsillos, un maestro en el arte de contar la vida a través de sus dibujos, se atreve ahora con el gran camaleón de la política francesa en una obra que llega a las librerías de la mano de NORMA Editorial.
Pero, ¿quién fue Joseph Fouché? Decir que fue el ministro de la Policía por excelencia -precursor del Ministerio del Interior-, padre del espionaje moderno, sería reducir un tanto su dimensión y su alcance. Descendiente de una dinastía de marineros de Nantes, entra en el seminario como religioso, pero nunca llega a tomar los votos. “Ya en el primer escalón de su carrera, el más bajo, se pone de manifiesto un rasgo característico de su personalidad: su aversión a vincularse plenamente, irrevocablemente, a alguien o a algo”, dirá de él Stefan Zweig en su apasionante biografía titulada Fouché, el genio tenebroso. “Tampoco lo hará después a la Revolución, al Directorio, al Consulado, al Imperio o a la Monarquía: Joseph Fouché no se siente obligado a ser fiel de por vida ni siquiera a Dios, no digamos a un hombre”.
Así fue: con una extraordinaria vocación para ejercer el poder desde las sombras, Fouché se adhiere fervorosamente a la Revolución francesa, y pasa de ser monárquico moderado a jacobino radical, aplaudiendo la ejecución de Luis XVI. Tras llevar túnica eclesiástica y tonsura, se vuelve un feroz anticristiano y acaban conociéndolo como el Ametrallador de Lyon por su crueldad en las matanzas de burgueses. Incluso a Robespierre, de quien estuvo a punto de ser cuñado, lo manda a la guillotina tras el golpe de Thermidor.
Tras caer en desgracia en la etapa del Directorio, logra flotar una vez más y es nombrado ministro de la Policía, cargo que desempeñará con celo creando una red de espionaje que ayudará a Napoleón Bonaparte a alcanzar el poder. Aunque su relación con Bonaparte es difícil, sabrá mantenerse cerca del poder, siendo, junto a Tayllerand, una de las piezas fundamentales de la política francesa de la época. Cuando los Borbornes regresen al trono, se las arreglará para volver a ser ministro de la Policía; pero cuando Napoleón se haga de nuevo con el poder, controlará una vez más el nuevo parlamento… para conspirar otra vez contra él a favor de Luis XVIII.
El inconfundible estilo de Kim sumerge al lector desde las primeras páginas en las siete vidas de este personaje único, fascinante por lo abyecto y astuto, modelo de cinismo para los políticos sin escrúpulos de los siglos venideros. Una figura “hermética e inaccesible”, como dice el propio dibujante al final de la historia, que solo el cómic podía mostrar en toda su terrible grandeza.
31 de agosto de 2023