Convencer a un niño pequeño de que tiene que estar orgulloso de ser judío no es tarea fácil. En gran parte de los colegios europeos casi siempre se les considera “raritos” a los críos judíos, porque nadie entiende sus tradiciones kosher. Los argumentos para convencer a los muchachos para que se enorgullezcan de su religión son que grandes hombres como Einstein, Freud, Woody Allen, Steven Spielberg e incluso el mismo Jesucristo, fueron y son judíos, pero esto no acaba de ser del todo atractivo para los niños… No penséis que está todo perdido, todavía queda una última carta que jugar, la cual puede convencer a los chiquillos: Superman es judío, o al menos, lo son sus creadores y él lo es por extensión.
Benjamín es el hijo mayor de un matrimonio divorciado. La madre es católica y el padre un ferviente judío igual que toda su familia. El progenitor quiere, casi de forma obsesiva, que sus hijos continúen con la tradición familiar cueste lo que cueste… Durante un tiempo el argumento de Superman le funcionará, pero con el tiempo Benjamín crece, empieza a sentirse diferente en muchos sentidos y cuestiona todo aquello que le han dicho sobre el judaísmo (incluso que Superman sea de dicha religión).
Superman no es judío (…y yo un poco) es una divertida obra autobiográfica de Jimmy Bemon. Una hilarante historia personal que Émilie Boudet ha sabido plasmar con sencillez y precisión. Una novela gráfica que encandilará a todos los lectores. Como anécdota cabe decir que existe un mediometraje de 30 minutos con el mismo título, dirigido por el propio Jimmy Bemon y producido por Easy Tiger.
12 de diciembre de 2014